La vida es un sueño de destinos sin final
El arcoíris que nunca toca el suelo
Un sentido sin ninguna verdad general
Donde arriba es siempre igual que abajo.
Todo es relativo a la perspectiva.
El capricho sinuoso del ego,
Que se ríe del Ser de manera altiva.
Proclama que lo informe tiene forma,
que lo cambiante es algo eternamente.
El discurso es perpetuamente el arma
Para la destrucción masiva del amor
Que se transforma en la más dura jerarquía
Dejando tras de sí una senda de horror.
Eduardo Pérez
