Si te fijas, si miras arriba, abajo, a tus lados... no te
olvides de mirar tras de ti, por que aveces el tiempo se esconde tras tu nuca,
aveces el ahora es eterno y el futuro la proyección de un pasado lleno de
frustraciones.
Llega un punto, como a las dos de la mañana, en el que no existe
mas que el ahora. Llega un punto en el que el mundo gira sobre tu propio eje, y
las estrellas, y las nubes se funden en una vorágine inagotable,
inaguantable... *glup *glup *glup* digo.
Y yo digo... ¿que decimos? ¿decimos algo? Gritamos,
susurramos, tartamudeamos, sollozamos, aveces incluso... de capricho
suspiramos. ¡Un sin sentido! esto es
eso, eso es esto, ¿es esto eso? ...¡¿esto es?!
(...)
Silencio, aveces una canción bienhechora un poco amarga, un
poco borracha, como la cerveza, como no se que cosa que me metí en la boca y me
dejó un sabor a cartón.
Una sombra, un murmullo ...un momento... ¡un amigo! una cara
triste que hace llorar las gotas de lluvia que se posan en las ventanas de los
taxis. Una aventura, colores y sentimientos inaguantables, intolerables,
intoxicantes. Y ese sabor eterno a cartón viejo que siempre perdura como la
misma cosa.
¿Que? Mis ojos ven un grito y la calle camina sobre mis
pasos, es normal, pasa siempre.
Literatura es una palabra bonita para las
fantasías cobardes que se esconden tras las letras.
La realidad tomó un cuchillo,
tal vez de mi bolsillo, no sé... se abrió las venas, para chorrearme disparates
en la cara.
Un gato cruzo la calle, (¡ debía ser una gallina!) empeñado en decir, casi en refunfuñar, que
las cosas eran serias, pero jamás he visto nada mas cómico que un gato
refunfuñando.
Todo seria soportable, si esas voces no me pintaran de su
angustia, su eterna angustia, si no me la untaran... ¡yo las amé, lo juro! ...las amé tantas veces
que olvidé que carajo era amar. Les grité, les pegué, lloré con ellas y fui uno
con ellas, al final simplemente callé con ellas... al final todos nosotros
volveremos a callar con ellas.
Y Entendí.
...Su locura.
...Mi locura.
...Enloqueserá.
Eduardo Pérez